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El empleado imprescindible 

Como empleado, si quieres permanecer en la empresa en la que estás, es fundamental que conozcas cuál es tu valor. Si tu valor es bajo, corres riesgo de que te echen. Si es alto, quizá es hora de pedir un aumento de sueldo y un ascenso.

 

Las evaluaciones de desempeño deberían dejar claro este valor, pero desgraciadamente muchas veces no son del todo sinceras, bien por miedo al enfrentamiento o porque las partes se guardan información para obtener una ventaja negociadora. 

 

Cómo sabes entonces cual es tu valor para la empresa?

 

En primer lugar eres un activo para la empresa, y tu valor es igual a lo que produces menos lo que cuestas. Intenta calcular tus aportaciones a la empresa en dinero, y réstale tu sueldo y otros gastos como los seguros sociales. 

 

En segundo lugar, puedes calcular tu valor según lo difíciles que sean tus habilidades de encontrar. Si solo hay dos personas en el mundo que saben hacer lo que tú, puedes exigir el sueldo que quieras.

 

En tercer lugar, el valor de los empleados depende de su habilidad para solucionar problemas. Eres de los que arriman el hombro a la mínima oportunidad? O de los que contestan “Ese no es mi trabajo” cuando hay una crisis? 

 

En cuarto lugar, tu valor solo sirve si la persona que paga tu sueldo  y te conoce y conoce tu valor. No basta con ser bueno. Hay que demostrarlo. Los tímidos estáis en desventaja, porque si no vendes tus logros, no llegas muy lejos. Es injusto, lo sé, pero las personas valoramos lo que vemos. Lo que no vemos… no existe.

 

Así que no pienses solo en tus derechos y en lo que te debe la empresa. Piensa en qué haces tú por la empresa, cómo podrías mejorar, y cómo comunicar tus logros de manera mas efectiva.

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