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Autocontrol Emocional



Todos tenemos la habilidad de activar nuestro autocontrol emocional. Puede ser innato o adquirido - pero su objetivo es asegurar que nuestras emociones no nos abrumen.

La falta de autocontrol emocional a menudo se asocia con personas agresivas o personalidades dominantes. Pero en realidad, todos perdemos el control en algún momento. Y esto significa que no logramos nuestros objetivos y nos saboteamos a nosotros mismos. Lo más importante es aprender a reconocer estas emociones fuertes y usar las técnicas correctas para controlarlas. Por ejemplo, la falta de autocontrol emocional son: Problemas con un cliente o colega o cambio constante de objetivos porque nos sentimos inseguros, etc.

Cualquier acontecimiento o pensamiento desencadena una activación fisiológica y emocional que puede ser la adecuada a esa situación, o por el contrario, ser inadecuada e incitar síntomas físicos o emocionales que nos hagan sufrir.

El autocontrol emocional no significa "no tener emociones" o "no ser uno mismo", como algunas personas afirman espontáneamente. Aprender a manejar correctamente las emociones contribuye al desarrollo de nuestra inteligencia emocional y nos ayuda a tratar mejor con nosotros mismos y con los demás y a lograr lo que nos hemos propuesto. A través del autocontrol emocional aprendemos a reconocer nuestras motivaciones y a ser conscientes de la interacción y la relación entre las emociones, los pensamientos y el comportamiento.

Vamos a verlo con un ejemplo. Peter (nombre ficticio), de 37 años. Recientemente fue ascendido a jefe de departamento. Desarrolló síntomas físicos y psicológicos después de su ascenso laboral. A primera vista, esta reacción parece paradójica, porque cuando se enteró de su ascenso, se sintió complacido, orgulloso y agradecido por el reconocimiento de su trabajo.


La razón por la que Peter se sintió presionado por la nueva situación fue porque tenía miedo de que sus colegas, que de repente eran sus subordinados, le perdieran el respeto. Al mismo tiempo, tenía miedo de decepcionar a sus superiores, cuando confiaban tanto en él y expresaban su confianza. Peter había observado que había comportamientos claramente desleales e incorrectos en el equipo que afectaban el desempeño laboral. Sin embargo, temiendo represalias o comentarios negativos sobre él, no pudo hablar de ello con sus antiguos colegas. Temía que lo llamaran mal jefe, autoritario o que ya no "el mismo" por su nuevo cargo. Sus pensamientos giraban en círculos: "No me respetarás", "Me llamarás mal jefe", "No soy lo suficientemente bueno para liderarlos y ser un gran jefe"... Su inquietud aumentó y su concentración en el trabajo disminuyó enormemente.

Esta concatenación mental negativa llevó a síntomas físicos como palpitaciones, falta de aliento y tensión muscular. En la medida de lo posible, evitaba las situaciones complicadas y los enfrentamientos. Cada vez estaba más insatisfecho. Su sufrimiento y su miedo crecían constantemente.

Peter aprendió las siguientes técnicas para bloquear su espiral de miedo. Estos ejercicios consistían en aprender a controlar sus impulsos, reacciones y a dominarlos de nuevo.

  1. Técnicas Fisiológicas: