Iniciativa

“Hay tres clases de personas en el mundo: Aquellos que hacen que las cosas pasen, los que miran lo que pasa y los que se preguntan qué ha pasado” Mary Kay Ash
Mary Kay Ash trabajó como vendedora para firmas de cosméticos en EEUU entre los años 50 y 60 del pasado siglo. Tras formar y entrenar a un nuevo empleado y ver cómo lo ascendían en lugar de a ella, montó su propia firma de cosméticos. Así de simple. Su forma de protestar fue crear un imperio de cosméticos que hoy vende más de 2.000 millones de dólares al año en todo el mundo.
Parafraseando a Tom Peters, la gente que cambia el mundo es la gente enfadada. Tienen iniciativa. La palabra viene del latín initium, que significa iniciar. En el mundo de la empresa, la educación y la psicología, la iniciativa es la capacidad de una persona de iniciar algo sin que haya un requerimiento, influencia o una orden de otra persona. La iniciativa pasa por las siguientes fases: La no aceptación de lo establecido, la rebelión contra el status quo, la búsqueda de una alternativa y su implementación.
En EEUU se calcula que mueren anualmente en hospitales más de 100000 pacientes por causas que se pueden evitar. El Doctor Peter Pronovost en el Hospital John Hopkins creó una lista de comprobación como las usan los pilotos en las aerolíneas siguiendo el ritual de despegue, y consiguió reducir las infecciones contraídas por pacientes durante su estancia en el hospital a prácticamente CERO. Esta Checklist se ha institucionalizado en muchos hospitales con idénticos resultados.
“La gente que tiene éxito en este mundo son los que se levantan y buscan las circunstancias que quieren, y, si no las encuentran, las crean” George Bernhard Shaw
La iniciativa en la empresa
En la empresa y el mercado de trabajo estamos viviendo cambios sin precedentes a nivel mundial. En este entorno las empresas tienen que incorporar gente con iniciativa. Explico porqué:
La descripción del puesto de trabajo que se hace a la hora de ocupar un puesto vacante queda rápidamente obsoleta debido a la velocidad de cambio del mercado. El empleado que redefine por sí mismo sus funciones ahorra a la empresa tiempo y dinero. El empleado es el primero que detecta las nuevas necesidades de clientes internos y externos, y el que más rápido puede reaccionar. En ese proceso la tarea del directivo o jefe de equipo es supervisar y armonizar esas tareas con el resto de miembros del equipo.
Quien define sus propios objetivos está doblemente motivado. Es un proceso psicológico básico. Reaccionamos mucho peor a las imposiciones ajenas que a las propias. Si quieres mantener a tu gente motivada, no decidas por ellos: Haz que participen en el proceso de definición de metas. Además se consigue una ventaja añadida: Cuando se pidan responsabilidades por objetivos no conseguidos, no podrán alegar que eran imposibles o irreales, pues ellos mismos han participado en su elaboración. Esto hace que se comprometan aún más en su cumplimiento.