Por ejemplo, en la primera sesión, la mayoría de las veces puedo ver rápidamente lo que le ocurre a mi cliente. No obstante, sigo una conversación semiestructurada para confirmar el diagnóstico. También utilizo pruebas si es necesario.
A veces la gente viene a mí diciendo que se siente mal, pero no sabe lo que tiene. Intento obtener un diagnóstico preciso, para poder trabajar en el problema lo antes posible.
En la primera sesión es posible aportar a mi cliente una o dos herramientas para afrontar el estrés. De este modo, él o ella puede experimentar una primera liberación de la tensión.
Más tarde, después de cada sesión, mi cliente comenzará a aplicar lo que hemos discutido (dis. ca/usst). Cambiará sus pensamientos y comportamientos en el mundo real.
Por ejemplo, si hemos hablado de la importancia de decir no, mi cliente tendrá que ponerlo en práctica. Primero visualizando el momento, luego diciendo que no, y después analizando las emociones antes, durante y después.
Esta técnica devuelve poco a poco el control a su vida y a su trabajo, reduciendo la ansiedad paso a paso.
El cuadro completo.
Después de 4 sesiones, mis clientes empiezan a experimentar el cambio. Su calidad de vida mejora. Dependiendo de la gravedad del estrés, pueden necesitar unas 12 sesiones más. La ansiedad es un hábito de la mente, y volver a ella es relativamente fácil.
Una vez recuperados, utilizan estas herramientas toda la vida.